May 1, 2014

De los cinco sentidos se puede disfrutar en Capadocia, hoy del gusto por culpa del olfato.




Esta mañana hemos volado, No es ninguna novedad, por alguna razón en esta zona cuando pasa una tormenta suele hacerlo por la noche. Y cuando esto no ocurre, por la mañana suele coincidir que lo que tenemos sobre nosotros es el ojo de esa tormenta que te da un margen de tres horitas. Estupendas para volar, incluso como esta mañana bajo el sol.
No obstante, la lluvia termina llegando, y como la ley de Murphy es la única ley que no tiene excepciones. Llueve el día que me traigo la bicicleta para volver a casa. 
Pero bueno, aprovecho la cuesta abajo todo lo que un cuarentón puede aprovecharla bajo la lluvia. La mitad de la velocidad que habría llevado hace 30 añitos y por supuesto nada de soltar el manillar o los pedales, ni poner posturas aerodinámicas. Y lo reconozco frené en la mayoría de las curvas. La edad que no perdona. Eso si, como la bici no tiene equipo de música fui cantando hasta que se termino la cuesta, en el llano también pero mentalmente. No se puede afinar bien cuando la hipoxia amenaza tus pulmones y la lengua con enredarse en los radios de la rueda delantera.
Finalmente, recorro los 10 kilómetros que según la señalización separan la oficina del pueblo donde vivo, y será por el ritmito que llevo, o porque me estoy duchando vestido, pero hoy parecen bastante más largos. Y, milagro de los milagros, deja de llover y sale el sol justo cuando emboco las primeras calles. ¡¡Ains!!
En cualquier caso, el sol siempre levanta el animo, y aunque no soy muy dado a improvisar me dejo llevar por mis instintos, o mejor dicho en este caso por mi olfato. La Capadocia se puede disfrutar con los cinco sentidos, con el olfato puedes encontrar en ocasiones lugares donde la tradición se unen con el paladar.
En mi caso, levantado desde las tres de mañana, con solo una tostadita y varios litros de café en el cuerpo. Mi olfato se puso en contacto con mi estomago y este le dijo al cerebro que o paraba, o iba a parecer un accidente. Así que paré. Yo soy muy cerebral y siempre hago caso a mi estomago.
En cualquier caso aquello no debía ser legal a las nueve de la mañana. El olor del guiso de patatas era increíble. se me vuelve a hacer la boca agua de pensarlo y acabo de terminar de comer.
No fue difícil seguir el rastro hasta el local.

 Así que aparque mi vehículo (la bicicleta prefiere que la llame así) en la puerta. Y asomé la cabeza para preguntar que era eso que olía tan bien, y si podía probarlo.
Dentro, cuatro señoras muy amables, a pesar de que llegaba con una hora de adelanto sobre el horario de apertura, me dieron la bien venida, me dijeron que por supuesto y hasta me invitaron a tomar un té (Çay y se lee chay). Por descontado pedí permiso para hacer las fotos.
Estaban preparando los aderezos para hacer "gözleme". 



 El "gözleme" se hace con una masa de pan, que al principio es una pelotita del tamaño de un puño. Pero que con un par de barillas (una mas larga que la otra) se estira hasta que tiene casi 80cm de diametro y el grueso de un papel.

 Esta lámina finisima, puede prepararse de dos maneras. Una es tostandola directamente sobre una plancha convexa (como un gran escudo metálico sobre el fuego) para hacer una super galleta que puede conservarse varios meses si se guarda adecuadamente. O como pasta fresca.
En mi caso, en vez de mandarme a paseo, me encendieron la plancha y me prepararon un par de "gözleme". Uno de guiso de patatas (no se que tiene pero sabe a guiso de patatas con chorizo aunque estoy seguro que no lleva carne porque en la olla solo vi verduras) y el otro de espinacas con queso.


 La sábana de masa se pliega y se rellena con los ingredientes. hasta formar un cuadrado como de 25x25 y este cuadro se tuesta sobre la plancha bien caliente.

 El resultado es una pasta crujiente y tostada por fuera, y jugosa por dentro. 

Compré un vaso de "airan" (yogurt batido salado) que me gusta mucho. Aunque reconozco que hay que acostumbrarse. Y a casita que ha salido el sol, pero aun estamos rodeados de nubes con malas intenciones... y aun no me he secado del primer chapuzón.









No comments:

Post a Comment